Hongos de jardín


Como todos los hemos visto, existe una gran variedad de hongos de muy distintas características: algunos nacen en plantas, otros brotan en el césped o en los árboles; algunos son de color blanco o rojo, otros poseen pintitas amarillas; hay algunas especies comestibles y otras que, por el contrario, son altamente venenosas.

Asimismo, hay algunos que son buenos para nuestras plantas y otros que no. Por ejemplo, existe un tipo de hongo llamado Micorrícicos que suelen entrar en simbiosis con las raíces de las plantas generando así una optimización en la captación de agua, mejorando su nutrición (especialmente en suelos de poca fertilidad) e inclusive pueden proveerles sustancias estimulantes de crecimiento. Como contrapartida, los hongos reciben de las plantas carbohidratos elaborados por la fotosíntesis. Esta última especie de hongos también se la puede encontrar acopladas al sistema radicular de árboles, que gracias a la simbiosis que se genera permite que el árbol sea más fuerte y resistente a enfermedades y condiciones adversas.


Por el contrario, hay otros hongos que sólo perjudican al organismo del cual obtienen el alimento; causándole enfermedades a las plantas, a los animales e, incluso, a las personas. Éstos son los de tipo parásitos que viven de un organismo vivo.


Finalmente, muchos hongos silvestres son aptos para comer, pero es difícil saber con certeza si la especie puede transformarse luego en una grave intoxicación. No hay un método universal para distinguir un hongo tóxico de otro comestible, y la correcta determinación de la especie no es fácil pues muchos géneros que se comen –como Boletus– también pueden contener especies tóxicas.


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